(«muertos en delitos y pecados», Efesios 2:1) y es la completa separación entre el hombre y Dios (Isaías 59:2; Mateo 25:41). No haríamos justicia a la enseñanza de la Biblia si dejáramos en este punto el relato de su enseñanza sobre el pecado, ya que queda algo más que decir aunque sea en otro aspecto. Del pecado hay que arrepentirse y olvidarlo. Esta es la principal invitación de Dios a los pecadores. «Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos,
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